Señora peñiscolana muy entrañable que todos los días paseaba por el casco antiguo sentándose a hablar con todo el mundo.
Una cabeza muy cuerda y un corazón enorme, acompañados de una hermosa sonrisa.
Familia de labradores de toda la vida.
Ella misma se pintaba la puerta de casa y se subía al 5º piso a tender.
Todo un ejemplo de voluntad.
La edad le alcanzó y empezó a perder la noción de la realidad.
Pero ella sabía donde tenía a sus amigos, y como una adolescente venía a ligar con los muchachos a la librería.
Se sentía acompañada y segura, su nieta y su hija sabían donde venir a buscarla. Y nosotros les decíamos que fueran tranquilas que la cuidábamos nosotros.
Estas dos ultimas fotografías son ya cercanas a su partida. En ella vemos a David, Emilio y Alessandro Brando, tocando para ella y cantándole para que se sintiera como una reina.
Su marcha fue una gran pérdida para nuestro pueblo, pero su recuerdo perdurará siempre en nuestra librería.
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